
- Está certificado: no sólo genera más confianza, sino que es un requisito establecido por los entes de control. En búsqueda de aumentar los estándares, el Autorregulador del Mercado de Valores de Colombia (AMV) certifica a quienes brinden asesorías financieras.
- Tener experiencia: Si bien es cierto que ninguna persona debe tener experiencia a la hora de certificarse al ser este un examen que se puede aprobar estudiando, la experiencia es de vital importancia para que el asesor pueda desarrollar un plan financiero integral, según sean las necesidades y objetivos de los clientes.
- Lo respalda una entidad financiera: Los asesores de las entidades financieras vigiladas por la Superintendencia Financiera de Colombia generan confianza al inversionista, pues saben que tienen el respaldo de corporaciones que están siendo monitoreadas por entes de control.
- Comprende los sueños y metas de sus clientes: más allá de ser un experto con los números y tener la capacidad de guiar a otros en asuntos como el pago de impuestos, adquirir seguros, o manejar inversiones, un buen asesor financiero entiende que cada producto de inversión tiene un cliente distinto. Esto quiere decir que, según sean los objetivos y metas iniciales, el plan financiero cambiará de acuerdo a las necesidades.
- Enseña a sus clientes sobre el mundo de las inversiones: un buen asesor financiero brinda acompañamiento continuo a sus clientes, les explica los riesgos y beneficios que podrían correr en el momento de adquirir cierto producto.
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